Reflexión publicada en la revista Bienaventurados del mes de diciembre de 2017.


Como todos los años, durante el tiempo de Adviento realizaremos la colecta a beneficio del Jardín Maternal de la parroquia, el Sagrada Familia. Esta colecta es fundamental para sostener nuestro compromiso de caridad con quienes nos necesitan. Queremos aprovechar este tiempo para contarles que siguen pasando cosas muy buenas en el jardín. Ha sido un año de mucho crecimiento. En esta oportunidad, queremos contárselos a través del testimonio de quienes son protagonistas del día a día (las maestras y algunas voluntarias), y aprovechar para conocerlas un poco más…

Claudia, la directora, nos dice: “Estoy en el jardín desde febrero de este año. Tengo dos hijas, ya grandes. El haber llegado acá es como el cierre de un deseo que había manifestado durante toda mi vida, trabajar con chicos pequeños, y es un broche de oro para cerrar mi vida laboral”.

¿Cuáles son las alegrías del día a día en el jardín? “Los cambios que vimos en las familias. El acercamiento que logramos. Las caras de las mamás, que han cambiado desde principio de año hasta ahora; la sonrisa con la que dejan a los chicos, eso gratifica un montón. Y del trabajo con los chicos… todo, porque uno aprende todos los días. Los chicos descubren día a día las cosas, y eso me sorprende… la manera en que ellos se sorprenden del mundo”.

¿Cuáles son las preocupaciones? “Las problemáticas que se presentan en las familias, muchas de ellas graves; y a veces las pocas herramientas para poder acompañarlos en todo. Es cierto que uno sabe que hay un límite en el acompañamiento, pero a veces nos gustaría hacer más”.

¿Qué mensaje compartirías con la comunidad parroquial? “Me gustaría que nos conozcan y que se acerquen, porque la mejor forma de conocer una obra es vivirla”.
También escuchamos a Mónica, la cocinera. Ella está casada y tiene dos hijos y cuatro nietos, trabaja en el jardín desde hace ocho años. Para ella la alegría está en cuanto los niños te van conociendo, saben quién sos (la que les cocina, la que les da una galletita o el pedacito de fruta a media mañana), y van aprendiendo el horario de las comidas.
Su mensaje hacia la comunidad es de gratitud: “Agradecemos la colaboración por todo lo que llega diariamente”.

Mirta es mamá cuidadora desde los comienzos del jardín, hace diecinueve años. Es madre de nueve hijos, y tiene trece nietos y una bisnieta. Ella nos cuenta que la alegría es ver “el crecimiento de los chicos; al final del año se nota cómo reconocen, miran a la cara, crecen bien”. Al preguntarle por un mensaje hacia la comunidad, Mirta dice que “Los padres que dejan a sus chicos acá confían mucho en nosotros. Y la ayuda de la comunidad es siempre muy importante. Sin esa ayuda no podemos seguir adelante”.
Viviana es otra cara nueva del plantel del jardín. Nos cuenta: “Soy mamá de dos bebés de treinta y uno y treinta y dos años, y soy abuela también. Lo que más me gratifica es verlos llegar, la mirada de ternura con la que me reciben, la aceptación de las familias y lo que puedo aprender de ellos cada día. Siento como desafío la inquietud que me puede traer algún papá. Buscar la manera para poder ayudarlo, de darle una mano o simplemente prestarle el oído para que pueda expresarse. Siento que de ese modo aporto algo. Y lo veo demostrado en su recibimiento, todos los días”.
“Mi mensaje para la comunidad es, antes que nada, agradecer lo que puedan aportar desde su lugar, e invitarlos a que nos conozcan. Son bienvenidos y los esperamos”.

También Giuliana se incorporó este año al Sagrada Familia. Es mamá de una nena de 2 años. Para ella es una alegría ser parte del jardín, porque es la posibilidad de ser parte de la niñez de estos chicos, en un ambiente favorable y contenedor, donde el aprendizaje es mutuo y diario. Le preocupan y duelen las etiquetas que a veces puede haber con respecto al barrio. Por eso, como mensaje a la comunidad, quiere agradecer que muchos quieran formar parte de lo que significa el jardín como agente transformador, y nos invita al compromiso de seguir aportando entre todos para que las familias encuentren en el Sagrada Familia un ambiente de contención.

Carola, voluntaria, nos recuerda la frase de Jesús “Dejen que los niños vengan a mí”. Para ella el Sagrada Familia “es Jesús vivo, Él está ahí recibiendo a cada uno de los chiquitos. Que la Iglesia promueva un espacio en donde los niños reciban atención, alimentación, contención, aprendizaje, todo dado con mucho amor, es responder al mensaje de Jesús y especialmente con los más necesitados. A través de los niños se evangeliza a las familias y a todo el barrio. El Jardín es Iglesia y Comunidad en medio del barrio”.

Carina, otra voluntaria, es profesora de Educación Física. “Cada día me llevo mucho más de lo que doy. Agradezco la posibilidad de sembrar en el jardín a través de la expresión corporal, para que los niños se expresen con libertad. En las maestras que lo dan todo, y en los chiquitos que son puro corazón y te llenan el alma, veo la presencia de Dios”.
Otra voluntaria, María, les regala a los chicos clases de Catequesis: “Jesús, el Buen Pastor, me llevó al encuentro de caritas con sonrisas, asombro, silencios, abrazos; de corazones abiertos a recibirlo y llenos de alegría con su presencia. Así lo viven los niños del Sagrada Familia en los ratitos de Catequesis”.

SI QUERÉS AYUDAR AL SAGRADA FAMILIA, LLAMÁ A LA SECRETARÍA DE LA CATEDRAL (4743-0291) DE LUNES A VIERNES DE 8.30 A 12 Y DE 16 A 20h, O MANDÁ UN MAIL A secretaria@catedraldesanisidro.org Y NOS PONDREMOS EN CONTACTO CON VOS.


Flyer colecta Adviento 2017 RGB-01