Reflexión de Juan José Mayer publicada en la revista Bienaventurados del mes de mayo de 2019.
El cine argentino se caracterizó por la expresión de la coyuntura de cada época de nuestro país. Fiel al estilo argentino, tiene un poco de todo: algo europeo, algo latino; características tangueras, criollas, gauchas; y, cómo no, algo de Hollywood en versión sudamericana.
La denuncia social prevalece ante el entretenimiento más novelesco. Y, en otras épocas, nuestro país se encontraba a la vanguardia.
Creo que los argentinos valoramos poco o tenemos poco interés y conocimiento de las producciones audiovisuales locales, tal vez, por las fuertes marcas políticas que estas contienen.
Luego de la primera reproducción por los hermanos Lumière en París, en julio de 1896 en Buenos Aires se proyectaban, aún sin sonido, las primeras imágenes animadas en el país. En sus inicios, en los cines se reproducían noticieros y piezas con fines informativos.
“(…) Un punto de quiebre fue el estreno de Nobleza gaucha (Humberto Cairo, Ernesto Gunche y Eduardo Martínez de la Pera) en 1915. Su éxito de taquilla fue único en la historia de nuestra cinematografía, marcando además las pautas de producción posteriores. En los años veinte José Agustín Ferreyra se convirtió en una figura central para el desarrollo de un cine de temática nacional, donde el tango y los arrabales ocuparon un lugar primordial.
(…) El segundo período va de 1933 a comienzos de los años cuarenta, y se abre con el estreno de Tango! (Moglia Barth), primer film sonorizado del país. (…) Los años que van desde comienzos de los cuarenta hasta 1955, que configuraría el tercer período de esta historia, se caracterizarían por la centralidad del Estado en la cotidianidad de los argentinos, a la que no sería ajena el campo artístico (…)”
(Juan Manuel Padrón, 2015
https://www.unicen.edu.ar/content/casi-120-a%C3%B1os-de-historia%E2%80%A6-el-cine-en-la-argentina-1896-2015).
Más tarde, entre 1968 y 1972, Argentina vivía un contexto de violencia y marcada diferencia entre dos fuerzas contrapuestas, una lucha armada ideológica. A nivel internacional, las fuerzas del comunismo y del capitalismo se encontraban en un alto nivel de tensión buscando imponer sus ideas sobre la mayor cantidad posible de países. En la vida cotidiana de los ciudadanos argentinos, se sostenía un clima de tensión social. Durante estos años, la emisión de novelas instalaban, en el imaginario colectivo, los estereotipos sociales que hacían referencia a las fuerzas enfrentadas. Un ejemplo de ello es la novela “Rolando Rivas, taxista” (1974), dirigida por Julio Saraceni.
El cine es reflejo del contexto y una gran herramienta de denuncia. Hoy en día, existen muchas más posibilidades de producción y acceso a documentales o cine internacional. En la era 3.0, gracias a Netflix y otras plataformas, podemos entretenernos y culturizarnos haciendo pocos clics. Hoy tenemos, a través del cine, la posibilidad de conocer más sobre las problemáticas que nos rodean (como la pobreza, el cuidado del ambiente y sus recursos, el uso de la tecnología y la política).
Para revivir clásicos del cine argentino, los invito a ver películas como:
Prisioneros de la tierra (1939), dirigida por Mario Soffici
La guerra gaucha (1942), dirigida por Lucas Demare
Dios se lo pague (1947), dirigida por Luis César Amadori (primera película argentina nominada al Óscar)
Mercado de abasto (1955), dirigida por Lucas Demare (con la participación de Tita Merello)
Tire dié (1960), dirigida por Fernando Birri
La hora de los hornos (1968), dirigida por Pino Solanas y Octavio Getino