El Jardín Maternal Sagrada Familia ha sido parte de mi vida durante muchos años. Trabajar allí como voluntaria hace que reciba más de lo que doy.
Estamos llegando al mes de diciembre y, para mí, el Jardín es el “pesebre” en nuestra comunidad de la Catedral y de la Ribera. Él me hace recordar que Jesús no solamente nace en diciembre. El hecho de involucrarme en este lugar me hace sentir que todos los días del año el Señor vive en cada uno de esos niños que nos esperan para ser acunados, con la misma necesidad que tuvo el Niño Dios. La respuesta de María y de José me inspira para hacer lo mismo con esos chiquitos. Al ir semanalmente al Jardín, estoy yendo al pesebre de Jesús.
Entrar por las calles, caminar y sentir el cariño de cada una de las familias, y de los niños que ya reconocen a cada voluntaria, engrandece mi corazón. Por eso, como dije al principio, uno da pero recibe mucho más.
Con este mensaje quiero invitarlos a colaborar con el Jardín de un modo personal. No solo económicamente, sino dando con las propias manos y el corazón eso que los niños tanto necesitan: afecto y contención.
Gracias a todos aquellos que colaboran de modo material, hoy podemos decir que el Jardín Maternal da a los chicos del barrio todo lo que necesitan. Agradezco que la comunidad cuente con un Jardín modelo con un espacio lindísimo, lleno de luz, color y alegría; donde reina el amor y los niños son cuidados por personas que dan todo de sí con mucha vocación de servicio. ¡¡Gracias a las maestras y a la directora!!
En el Bajo de San Isidro, ese lugar es el Belén donde la vida de los pequeños crece con la ayuda de muchos, y de nuestro buen Dios.
¡¡¡Los esperamos!!!
Carola