Reflexión de nuestro párroco, P. Pedro Oeyen, publicada en la revista Bienaventurados del mes de octubre de 2017. 

15 de octubre: Día de la Madre.


Gracias, Padre nuestro, que nos das la vida
por medio del amor de un hombre y una mujer
para que cada uno tenga un padre y una madre
que lo amen, eduquen y acompañen.

Al enviar a tu Hijo al mundo
quisiste que se encarnara en el seno de la Virgen María,
a quien Jesús encomendó que fuera también nuestra Madre.
Te doy gracias por este regalo maravilloso,
ella nos cuida desde el cielo e intercede por nosotros,
especialmente por los más necesitados.

En el Día de la Madre, gracias por ellas,
que nos dieron la vida, el cariño
y nos cuidaron a lo largo de tantos años.

Te ruego por todas.
Que las que están junto a vos gocen de eterna felicidad.
Que llenes con tu amor a las que están en la tierra
y vivan con alegría la gran misión que les confiaste.
Que reciban amor y ayuda
del compañero de camino que pusiste junto a ellas.
Que en sus casas haya paz, respeto y concordia,
tengan las fuerzas y la paciencia necesarias
para comenzar de nuevo cada día su tarea, tan hermosa y difícil.

Te pido sobre todo por las que están pasando momentos más duros:
a quienes un hijo se les murió o sufre una discapacidad,
tiene conflicto con ellas o está lejos;
las que están solas, deben mantener su familia,
les pesan los años, están enfermas, sin fuerzas o deprimidas;
las que no tienen lo necesario para vivir,
han sufrido violencia, maltrato, exclusión social
o tienen problemas en casa para vivir su fe.
En una palabra, todas las que más necesitan de vos.

Te ruego por las mujeres que no han tenido hijos.
Que puedan brindar su amor maternal de otra manera,
sintiéndose felices al entregarse en el servicio a los demás.

Conoces nuestros pecados, también los más graves.
Te pido, en especial, por las que abortaron,
las que no pueden perdonarse un error o debilidad
y arrastran su culpa por largo tiempo.
Que todas experimenten
tu abrazo paternal y misericordioso, que les dice:
“Vete en paz, en adelante no peques más”.

Sabes lo que cada una necesita,
que todas puedan experimentar tu ternura y amor. Amén.

Pedro Oeyen