Reflexión de Inés Lagos publicada en la revista Bienaventurados del mes de abril de 2018. 


Desde chica soñé con tener una biblioteca como la que aparecía en la película La Bella y la Bestia1 , una con incontables volúmenes que me abrirían puertas a mundos exóticos. Por supuesto, mi biblioteca es mucho más modesta, pero aun así constituye una de mis posesiones más queridas; porque mi camino de vida está plagado de faros, puentes y lugares de descanso, y cada uno de ellos coincide con alguna de mis lecturas. Hubo libros que me enseñaron importantes lecciones; con otros lloré; devoré unos cuantos en apenas días y algunos, en cambio, me vieron comenzarlos, dejarlos y retomarlos varias veces.
En 1995 la UNESCO escogió el 23 de abril para celebrar el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor porque en esa fecha, pero en el año 1616, habían fallecido Cervantes, Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega2. A partir del 2001, y habiendo comenzado con Madrid, se elige cada año una capital mundial del libro. En el 2018 le corresponde a Atenas que, hasta el próximo abril, se llenará de eventos y festivales con el fin de promover la lectura y llevar los libros a todas partes.3
Desde el amanecer de la historia —simultáneo, no por casualidad, al nacimiento de la escritura— el texto escrito fue un invaluable medio para la comunicación entre personas y la transmisión del saber. Todavía más, algunas obras llegaron a desatar verdaderas revoluciones culturales y sociales. Pensemos, por ejemplo, en el Quijote, 1984 o El diario de Ana Frank. Por eso, considero que los libros no han sido solamente testigos de los acontecimientos, sino protagonistas.
Por todo esto, la próxima vez que abra un libro, agradeceré en mi corazón a quienes colaboraron para que ese tesoro llegara a mis manos. Porque se trata mucho más que de un conjunto de páginas impresas: es el fruto de las vivencias y las reflexiones de alguien que nos precedió y un medio de comunicación que atraviesa los siglos. Pero un libro es, por sobre todo, la puerta a otro mundo, como aquel en el cual hay una gran biblioteca que un príncipe encantado le regala a una Bella joven.


1 La película de Disney es una adaptación del cuento homónimo de la francesa Jeanne-Marie Leprince de Beaumont (1711- 1780).
2 En realidad, Cervantes falleció el 22 de abril y Shakespeare, el 23 de abril, pero del calendario juliano que corresponde al 3 de mayo en el calendario gregoriano.
3 Más información: http://www.athens2018.gr