Como siempre a fin de año, con el tiempo de Adviento comienza también en la comunidad la colecta a beneficio de nuestro Jardín Maternal Sagrada Familia.
En esta oportunidad quiero invitarlos e invitarlas a reflexionar a partir de una historia. No es mía. La encontré como testimonio en un libro de Jean Vanier, y se las quiero compartir.
Es la historia de Claudia, una niña ciega y autista, que fue acogida en la comunidad del Arca en Tegucigalpa, Honduras. De muy chica fue abandonada en el hospital psiquiátrico. Llegó a los siete años de edad y para ese entonces había perdido todos sus puntos de referencia; estaba desesperada y desestructurada, fragmentada, con una inseguridad total. Parecía completamente loca; gritaba por la noche y se comía sus vestidos. Fue recibida en la comunidad y con el lento pasar del tiempo tuvo la oportunidad de descubrir que era respetada y amada, que tenía un lugar. Pudo encontrar seguridad y confianza. Pudo empezar a vivir en paz y armonía. Jean Vanier, recordando a Claudia, dice: “Para que el niño se desarrolle armoniosamente es preciso que los miedos y los traumas sean reducidos en la medida de lo posible: necesita una tierra sólida y tranquilizadora. Esta tierra es, en primer lugar, la calidad de la relación con sus padres o sustitutos parentales, y luego la totalidad del medio que rodea al niño… Como no tiene confianza en sí mismo, necesita encontrarla teniendo confianza en los demás… esta sienta las bases de sus personalidad, es su raíz misma” (Vanier, J., (2011), Cada persona es una historia sagrada, Buenos Aires, Argentina, Ágape, p. 93-94).
Nuestro jardín maternal quiere ser, en la vida de las familias del barrio, un espacio en donde estas puedan trabajar esos lazos de afecto y confianza con sus hijos e hijas, en sus primeros años de vida. Por ahí venimos caminando en estos años. Acompañar a las familias, estar cerca de ellas, y facilitarles las mejores herramientas que podemos. Junto a todo el equipo que anima y trabaja en el jardín, maestras, comisión, voluntarios y voluntarias, estamos convencidos de que este es nuestro pequeño signo del Reino. Como nos dice el evangelio de Mateo: “Cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo” (Mt. 25, 31-43).
Por eso queremos animarnos como comunidad, una vez más, a hacer un esfuerzo durante todo el tiempo de Adviento. El jardín no se sostiene si no es gracias al generoso aporte que todos ustedes hacen año a año. Somos conscientes de las dificultades económicas que vivimos como país, y que golpean la vida de cada uno y cada una de ustedes. Pero también tenemos experiencia de que siempre son los más pobres quienes más padecen y se llevan la peor parte. Quizá vivimos tiempos en donde tenemos que ajustarnos en algunos gastos. No ajustemos en el compartir, no ajustemos en el compromiso solidario con nuestros hermanos y hermanas. Que el ajuste no lo paguen nuestros hermanos y hermanas más pobres.
Podés colaborar dejando tu aporte al final de cada misa, en las alcancías debidamente identificadas. También podés hacerlo en la secretaría, o mediante transferencia
bancaria a nuestra cuenta: BBVA Francés, Sucursal 154 San Isidro centro, JARDÍN
MATERNAL SAGRADA FAMILIA, CBU 0170154420000000673330, CUIT 30609906738.