Reflexión de Catalina Beccar Varela publicada en la revista Bienaventurados del mes de junio de 2020.
Aprendió a quererse como nadie. Aprendió que lo que importa no es el resultado, sino el proceso. Aprendió que en la vida la única contraseña correcta es tratar con amor.
Sabe que su vida es tan frágil como una telaraña y sin embargo es ella misma la que invita a los elefantes a balancearse sobre ella.
Sabe, y sobre todo comprende, que un abrazo apretujado aliviana la carga más que cualquier otra cosa; y sostiene que el respeto y la amabilidad son lo único que no puede perder.
Hoy se mira en el espejo y se sonríe a ella misma, porque sabe que en aquel reflejo se encuentra con su propia verdad. Se encuentra con sus ojos, chispeantes y curiosos; se encuentra con el sol radiante que oscureció cálidamente su piel. Se mira y se reconoce, despeinada porque el viento quiso acariciarla, tal vez un poco cansada porque el día la invitó a vivir. En su piel puede encontrar mil galaxias, descubiertas entre pecas y lunares sin fin.
Se mira en el espejo y recoge con cuidado los recuerdos, guardándolos ordenadamente en el corazón. Se mira y observa aquel instante, reconociendo el regalo de vivir el hoy.
Hoy se mira y se quiere tanto que logra olvidar aquellas palabras que algún día hirieron lo más hondo de su ser. La llamaron ignorante, prepotente, egoísta, haciendo ojos ciegos a todo el universo primaveral que brotaba en su interior. Intentaron derrotarla diciéndole que no valía, intentaron de mil formas hacerla sentir infeliz.
Sin embargo, cada mañana se descubre alegre, graciosa; se descubre viva. Baila, canta, cocina, estudia, habla, escucha, ama. Reconoce la belleza de la vida simple, reconoce la sagrada dulzura con la que las flores brotan de sus mil macetas. Abraza cada causa como propia, se adapta a cada credo para poder mirar desde el corazón. Se agacha para escuchar a los más pequeños y no teme que le gane una ilusión.
Hoy su día termina tarde y, aunque esté cansada, elige agradecer. Ella sabe que mañana la lucha comienza de nuevo pero que el sol trae entre sus rayos mil y una oportunidades.
Escribo sobre ella porque su vida me ensancha mucho el corazón. Escribo sobre ella porque en su vida encuentro mil respuestas.
Hoy quiero ser más parecida a ella, descubriendo que el verdadero sentido está justo dentro del corazón. Hoy quiero prometerme amar la vida y comprometerme a elegir ser feliz.
Que podamos rodearnos siempre de personas así, personas que amen con fuerza el valor de lo simple.