Reflexión de Mechi Ruiz Luque publicada en la revista Bienaventurados del mes de octubre de 2017.
22 de octubre: San Juan Pablo II
El 22 de octubre celebramos la fiesta de San Juan Pablo II, uno de los santos más contemporáneos. Fue un Papa que se destacó en muchos aspectos positivos. Pero, sin lugar a dudas, uno de ellos fue su esfuerzo por lograr un acercamiento fraterno con otras religiones.
En primer lugar, trabajó por hacer realidad lo propuesto por el Concilio Vaticano II, fomentando tanto el ecumenismo como el diálogo interreligioso. Mientras que el primero impulsa la unidad entre los cristianos, el segundo se ocupa de promover un trato recíproco con otras religiones y tradiciones religiosas que no tienen una raíz cristiana en común.
En su Carta Encíclica Redemptor Hominis, publicada en 1979, reforzó la cuestión del diálogo interreligioso y del ecumenismo, afirmando que en estos tiempos la única forma de llevar a cabo la misión de la Iglesia es el camino del acercamiento y de la unión.
Otro punto importante fue que convocó a representantes de otras religiones a encuentros de oración por la paz. El primero se celebró en Asís en el año 1986 y tuvo como principal objetivo pedir por la paz en el mundo. Allí se reunieron representantes de distintas iglesias, comunidades y religiones. Este constituyó un punto de partida para la organización de otros encuentros interreligiosos, que actualmente se siguen celebrando.
Visitó numerosas ciudades y lugares emblemáticos, de orígenes islámicos, hindúes y judíos. En la sinagoga de Roma, se refirió a los judíos como “hermanos mayores” de los cristianos, y también restableció las relaciones diplomáticas con Israel.
En el marco del Jubileo del año 2000 también señaló la necesidad de profundizar el diálogo con las religiones y con la cultura, y lo propuso como parte de la misión evangelizadora de la Iglesia y como una relación constructiva de entendimiento.
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¿Por qué Juan Pablo II le habrá dado tanta importancia al diálogo?
Pienso que tiene que ver con la certeza de que sólo a través de este medio puede construirse la paz. Para poder trabajar en conjunto, necesitamos entender y respetar las culturas, y para esto es necesario dialogar.
Lo que une a las distintas personas y culturas es un valor en común. Y las religiones siempre pueden encontrar uno. Por ejemplo: los judíos, musulmanes y cristianos tenemos el origen en una misma raíz, que es la alianza de Dios con Abraham, y nos une también el concepto de “ser pueblo”.
Es importante aclarar que estos acercamientos no implican borrar las diferencias, sino centrarnos en lo que tenemos en común para ver cómo logramos vivir en la diversidad.
El diálogo es el camino para llegar a la paz. Es necesario preguntarnos hacia dónde vamos y reconocer la realidad, para empezar a trabajar desde ahí. Y, de a poquito, empezar a caminar juntos, buscando soluciones y construyendo con confianza.